10 febrero 2012

A 100 AÑOS DEL DÍA QUE LA GENTE EMPEZÓ A VOTAR


Hoy se cumplen 100 años de la sanción de la Ley Saenz Peña, que estableció el derecho a votar para todos los ciudadanos argentinos.

Hasta su sanción, el voto era solamente optativo y los ciudadanos argentinos que querían hacerlo debían inscribirse en un registro que se habilitaba antes de cada elección. Eso permitía que entre quienes estaban encargados de ese registro y quienes controlaban grandes grupos de personas, pudieran definir el resultado electoral. Pero además constituía una limitación para la participación de la gente en los procesos electorales. De hecho, el promedio de votantes en las 10 elecciones previas a la sanción de la Ley Saenz Peña, no llegaba al 2% del total de los ciudadanos mayores de 18 años.

La Ley Saenz Peña terminó con ese sistema. Estableció la obligatoriedad de votar para todos los mayores de 18 años, le asignó al voto carácter secreto y creó un padrón electoral en el que figuraban todos los ciudadanos habilitados para hacerlo. Y lo hizo de manera simple, como puede verse en los artículos 1, 5 y 6, seguramente los más importantes de todo el texto legal:

Art. 1. Son electores nacionales los ciudadanos nativos y los naturalizados desde los diez y ocho años cumplidos de edad, siempre que estén inscriptos unos y otros en el padrón electoral.

Art. 5. El sufragio es individual, y ninguna autoridad, ni persona, ni corporación, ni partido o agrupación política puede obligar al elector a votar en grupos, de cualquier naturaleza o denominación que sea.

Art. 6. Todo elector tiene el deber de votar cuantas elecciones nacionales fuesen convocadas en su distrito.

A mi juicio, la sanción de esta Ley constituye uno de los hechos más relevantes de la historia argentina. Porque más allá de todo lo que había logrado durante los 30 o 40 años previos a ese 10 de febrero de 1912, consagró un derecho que terminó con un problema grave en aquel entonces, que era la legitimidad del sistema con que los argentinos elegían a sus gobernantes.

Los efectos de la Ley fueron inmediatos. El porcentaje promedio de votantes en todo el país, que en las elecciones del año 1910 había sido del 15% de los ciudadanos mayores de 18 años, pasó al 65% en las elecciones que se realizaron en el año 1912.

Pero sus efectos no fueron sólo una mayor participación de votantes. Lo más relevante quizás fue que terminó con un sistema de partido único de hecho, que en nuestro caso era de signo liberal conservador y permitió que otras fuerzas políticas como el socialismo y la UCR comenzaran a tener incidencia real en la política argentina. De hecho, la primera elección presidencial posterior a la sanción de la Ley Saenz Peña la gana el candidato radical Hipólito Yrigoyen.

Obviamente esta Ley no fue perfecta. De hecho el voto obligatorio, secreto y universal fue consagrado sólo para los hombres. Las mujeres sólo pudieron ejercer el voto 39 años más tarde, cuando en junio de 1951 el peronismo modifica el sistema electoral.

Muchos dicen que esta Ley marca el inicio de la decadencia argentina luego de años de crecimiento que habían colocado al país entre los más desarrollados del mundo. Yo creo que se equivocan. Quienes nos gobernaron entre 1860 y 1916 construyeron, con esfuerzo y con mucha pasión, un país admirable. Pero no había ninguna causa para limitar el derecho a votar de un enorme porcentaje de ciudadanos argentinos. La Ley Saenz Peña hizo justicia. Y lo que ocurrió en el país a partir del año 1912 no puede atribuirse a la modificación del sistema electoral. Pero es en todo caso, un tema para otro momento.

Vaya en este post mi homenaje a Don Roque Saenz Peña.

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