14 febrero 2011

EL NEGOCIO DE JOHN PAUL GETTY CON LA MAFIA CALABRESA...


¿Alguien sabía que John Paul Getty, quien fuera en su momento uno de los hombres más ricos del mundo, usó a su nieto para hacer un negocio con la mafia calabresa? Supongo que no. Nunca leí nada al respecto y la verdad es que no había pensado en eso hasta este domingo, cuando leí la nota que Enrique Valiente Noailles publicó en el suplemento Enfoques de La Nación, con el título “Un trágico cautiverio”, referida al secuestro de John Paul Getty III, el nieto del hombre que mencioné antes, en el año 1973, que justamente murió hace algunos días.

Quienes ya tenemos algunos años, recordamos ese día del año 1973 en que Getty III, que tenía apenas 16 años, fue secuestrado en Italia por la mafia calabresa. Recordamos también que los secuestradores pidieron U$S 17 millones por su rescate y que, cuando el abuelo se negó (“Tengo 14 nietos, si pago, voy a tener otros 13 nietos secuestrados muy pronto”, gruñó), le cortaron una oreja y se la mandaron por correo. No nos olvidamos que la oreja cortada fue tema de conversación y objeto de los chistes más morbosos durante mucho tiempo. Y sabemos que la historia terminó con que el abuelo negoció pagar sólo U$S 3 millones y, cuando su nieto fue liberado, lo obligó a devolverle esa plata en cuotas, con un interés anual del 4%.

¿Qué es lo que escribió Valiente Noailles que me hizo pensar en un “negocio” entre Getty y la mafia, usando a su nieto? Una reflexión muy inteligente sobre la actitud del abuelo frente al secuestro del nieto: “…el detalle más impactante de esta historia no es que se hubiera casi negado a pagar, sino que luego de la liberación, Getty le exigió a su nieto la devolución, con un interés del 4% anual, del importe pagado en concepto de rescate. En estos términos, uno podría decir que el abuelo simplemente compró el crédito a los secuestradores, para luego exigírselo al nieto”.

¡Es exactamente así! El chico fue secuestrado y, luego de las idas y vueltas con el monto del rescate y el corte de la oreja, los secuestradores se alzaron con U$S 3 millones y el viejo Getty, que puso inicialmente esa plata, no sólo la recuperó, sino que ganó intereses. ¿Cuánto? Ni idea, pero se la prestó al 4% anual (seguramente directo y sobre saldos), posiblemente con unos 5 años de gracia (hasta que el chico fuera mayor de edad) y con un plazo de repago más o menos razonable (digamos 5 años), con lo cual la cifra podría ser tranquilamente de unos U$S 840.000. Y si alguien quiere ser todavía más preciso, actualice la cifra, de modo de ver a cuánto equivalen hoy esos U$S 840.000 del año 1983 (cuando en teoría podría haber terminado el repago de la "deuda"). Seguro que hablamos de un millón y pico de dólares. ¡Más de un tercio de lo que cobraron los secuestradores!

¿Eso no es un negocio? Es más, ¿no se trata de algo por lo menos muy parecido a una “asociación ilícita”? El abuelo Getty murió en el año 1976, con lo cual no llegó a cobrar todo, pero su hijo, John Paul Getty II, padre del chico secuestrado, era tan amarrete como él y no tengo dudas que le exigió religiosamente los pagos que el viejo había establecido.

¡Que pavada!, dirán algunos. No, no, no… Para que tengan idea con qué bueyes tuvo que arar John Paul Getty III, les cuento sólo algunos datos. Primer dato, el trauma por todo el episodio del secuestro, la negativa del abuelo, el corte de la oreja y la obligación de devolver la plata del rescate, lo hicieron caer en las drogas y en el alcohol, al punto tal que en el año 1981 tuvo un ataque cerebral que lo dejó en silla de ruedas, mudo y casi ciego hasta que murió, hace apenas unos días. Segundo dato, su abuelo lo desheredó y a su muerte le dejó sólo U$S 500, por lo cual tuvo que litigar durante años para poder hacerse de algo de plata, que finalmente no fue mucha. Tercer dato, toda la plata que logró obtener la gastó en tratamientos médicos y, cuando se le acabó, vivió de la caridad de algunos amigos, ya que su padre se negó a ayudarlo: “¿Por qué voy a pagar estas facturas, si en estos líos se metió solo?”, dijo.

¡Que locura! ¿Alcanza el Getty Museum a compensar semejante atrocidad? ¿Puede la familia Getty dormir tranquila por la enorme cantidad de plata que destinan cada año a obras de filantropía, cuando John Paul Getty III vivió de la forma en que lo hizo? No estoy seguro… Pobre chico. Ojalá ahora descanse en paz.

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3 Comentarios / DEJÁ EL TUYO:

monica maturano dijo...

¿Por qué dicen que el chico se la buscó?? No me acuerdo de ese dato. Pobre chico, me da muchísima pena.
En el orden personal, nunca más me quejo de que se hayan muerto mis abuelos cuando era chica!!!!!!!!!!!!!!! *DONT_KNOW*

deyvid alejandro sarmiento dijo...

tengo 16 años y busco travajo en lo k sea

deyvid alejandro sarmiento dijo...

tengo 16 años y busco travajo en lo k sea

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