EL AHIJADO DE VIDELA Y "LA DELATORA"

Así como muchas veces se la critica con una dureza inusitada, me parece que es un acto de justicia reconocer a Iglesia Católica cuando toma decisiones acertadas. En esa línea, hay dos decisiones que fueron adoptadas en las últimas semanas que, a mi juicio, son sumamente positivas. La primera es la decisión del Arzobispado de Buenos Aires, que encabeza el Cardenal Jorge Bergoglio, de permitir que el hijo de un desaparecido durante el último gobierno militar, reemplace por otra persona a su padrino de bautismo, el ex Teniente General Jorge Rafael Videla. La otra es la decisión del Papa Benedicto XVI de santificar a Mary MacKillop, una religiosa que descubrió y denunció a un sacerdote irlandés que abusaba de un niño.

El caso ocurrido en Argentina es muy interesante. Un matrimonio tenía seis varones y esperaba su séptimo hijo. Antes que naciera, el padre es detenido y desaparece. Nace un varón, el séptimo, y la madre hace uso del derecho legal de pedir que el Presidente de la Nación, en aquel momento Videla, sea su padrino de bautismo. Lo hace pensando que eso le ayudará a obtener información sobre el paradero de su marido, cosa que no ocurrió. Años después, el chico se presenta al obispo de su parroquia y pide reemplazar a Videla como padrino de bautismo, argumentando que esa relación lo “hiere y mortifica irreparablemente e infama el acto sagrado del bautismo”. Inicialmente le responden en forma negativa, e incluso le sugieren que solicite una inscripción de apostasía (es decir, una renuncia formal a la Fe), lo cual eliminaría el vínculo. Él no acepta y recurre a la máxima autoridad de la Iglesia Católica en el país, el Cardenal Bergoglio, que hace lugar a su pedido.

El caso de Mary MacKillop (en la foto que ilustra el post) no es menos interesante que el caso ocurrido en nuestro país. MacKillop fue una enérgica monja que, en el año 1867, fundó la orden de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, para ayudar a los pobres y educar a sus hijos. Durante su misión, descubrió un caso de abuso sexual de un niño a manos de un sacerdote irlandés y lo denunció. Desde ese momento, fue perseguida y acosada por la jerarquía de la Iglesia en Irlanda, hasta que, en el año 1871, fue excomulgada. Durante años se hizo referencia a ella como "la delatora". MacKillop peleó incansablemente por su caso y, antes de morir, en el año 1909, su excomunión fue anulada. La orden que creó tiene hoy 850 miembros que dirigen escuelas y centros de asistencia para la tercera edad, y que realizan trabajos para la comunidad, en Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, Escocia, Perú y Brasil.

Creo que decisiones como éstas demuestran sensibilidad y sentido común. Son la contracara de otras medidas que han sido muy criticadas porque se interpretaron como posiciones ideológicas incompatibles con la Fe, o como intentos de ocultar problemas.

Ambos casos aparecieron en los diarios. Quizás se les debería haber dado el espacio que suele darse a decisiones no tan afortunadas. Eso hubiese sido un acto completo de justicia.