¿ESTAMOS DISPUESTOS?

Si uno quiere vivir diez años más de los que esperaba efectivamente vivir, lo único que tiene hacer es mantener relaciones sexuales tres veces por semana. Eso mejora la capacidad respiratoria, beneficia el sistema cardiovascular, combate la depresión y la ansiedad, ayuda a aliviar dolores, proporciona flexibilidad, fuerza y tono muscular y logra significativos beneficios psíquicos. ¡Es casi mágico!

¿Será cierto? David Weeks, Head of Old Age Psicology del Royal Hospital of Edinburgh, sostiene que sí. Basándose en estudios previos realizados por médicos e investigadores de la University of Bristol y de la Universidad de Granada, este hombre trabajó con 3.500 personas que lucían más jóvenes de lo que eran en realidad, con el fin de determinar las causas de ese fenómeno. El resultado no dejó lugar a dudas: la actividad sexual es posiblemente la mejor terapia antiedad y “hacer el amor al menos tres veces por semana alarga la expectativa de vida un promedio de diez años”.

Los resultados fueron volcados en un libro que es best-seller, “Secrets of the Superyoung”, en donde se amplían estas conclusiones, diferenciando por ejemplo lo que es “hacer el amor” del “sexo casual”. No es lo mismo. De hecho, el estrés que genera habitualmente el “casual sex” es causa de envejecimiento prematuro. ¡Es tres veces por semana, pero portándose bien!

Hasta acá la buena noticia. Sin embargo, si somos realmente honestos, hay una pregunta que seguramente nadie quiere hacer en voz alta pero que está en la cabeza de todos. Yo me voy a animar a escribirla: ¿Estamos dispuestos a hacer el amos tres veces por semana, todas las semanas, durante toda la vida, para vivir diez años más?

La respuesta no es fácil.

Más de uno se va arrancar la ropa, va gritar como un marrano y se va a golpear el pecho con los puños, como hacen los gorilas, gritando que sí, que por supuesto y que incluso pretende vivir veinte años más, porque lo va a hacer no tres sino seis veces por semana. Permítanme aunque sea sonreír frente a esa mezcla de bravuconada con excesivo optimismo.

Otros van a poner cara de espanto ante la sola de idea de ciento cuarenta y cuatro encuentros sexuales con su pareja al año, todos los años. Ni se les ocurre analizar la posibilidad y el supuesto incentivo de vivir diez años no es tal, sino que los horroriza: ¡equivalen a hacer el amor mil cuatrocientos cuarenta veces! Es una postura respetable. Tendrán sus motivos.

Finalmente habrá un grupo, más reflexivo y prudente, que no será ni tan optimista ni tan negativo, sino que dirá muy entusiasmados que la novedad es fantástica y que les encanta la idea. Están en una posición intermedia y son posiblemente los más realistas. “Todo bien, pero ya veremos qué es lo que se puede”, es su posición. Me parece bien. Realista.

¿Pensaste en qué grupo estás?