¿ALGUIEN SE PREGUNTÓ QUÉ PIENSA LA GENTE SOBRE LA LEY DE RADIODIFUSIÓN?

La verdad es que si me pusiera a opinar sobre los aspectos técnicos del proyecto del gobierno para modificar la Ley de Radiodifusión, estaría macaneando.

Tampoco estoy en condiciones de opinar sobre el efecto que la modificación que están proponiendo promueve o limita la libertad de prensa. En realidad ni siquiera tengo una opinión formada sobre como incide la ley actual en este tema de la libertad de los periodistas para expresar su opinión.

Sin embargo hay algunas cosas que me gustaría decir respecto de lo que está pasando.

Voy a tratar de ser lo más claro y preciso posible.

Desde hace 29 años que la misma ley regula la actividad de quienes tienen emisoras de radio y canales de televisión.

Como espectador, lo que realmente me interesa es la calidad del servicio que recibo y la calidad de los contenidos de la programación.

La primera pregunta que tengo que hacerme entonces, es cómo ha evolucionado en estos 29 años de vigencia de la ley que el gobierno quiere modificar, la calidad del servicio que me ofrecen las emisoras de radio y los canales de televisión.

Veamos.

En el caso puntual de la televisión, que voy a tomar como ejemplo para no hacer este post demasiado largo, la evolución es impresionante.

Apareció la televisión por cable. Apareció la televisión satelital. Se desarrolló el concepto de “televisión inteligente” incorporando tecnología digital que permite cosas como la compra de películas con sólo apretar un botón. Se incrementó la oferta de canales de manera explosiva y hoy es posible ver casi todo lo que uno tenga ganas de ver, en el idioma que uno elija. Se desarrolló una amplia oferta de música con calidad digital. Y para completar este cuadro, comenzó a ofrecerse Internet de banda ancha a través de las redes que se habían desarrollado para la televisión por cable, lo que hizo que la cantidad de gente que puede acceder a web fuera cada vez mayor y que la calidad del acceso también fuera mejor.

No tengo detalles, pero me inclino a creer que Argentina no debe estar muy lejos de los países más desarrollados en lo que hace a la calidad técnica de de su oferta de radio y televisión.

La otra pregunta que debo hacerme es cómo qué tal son los contenidos de la programación de las emisoras de radio y los canales de televisión, luego de 29 años de vigencia de la ley que ahora quieren cambiar.

A ver.

Si tomamos también el ejemplo de la televisión, la respuesta necesariamente tiene que contemplar tres casos diferentes, que son los de la programación de los canales locales privados, la de los canales estatales y la de los canales internacionales.

En el caso de la programación de los canales privados locales, la verdad es que hay de todo. Bueno y malo. Excelentes producciones locales como las que hace muchas veces Pol-Ka. Muy buenos programas de información. Muy buenos programas deportivos. Series vetustas con las que se busca llenar espacios que están vacíos por falta de imaginación. Y cosas horribles como las que organiza Tinelli.

Con la programación que desarrolla o promueve el estado pasa lo de siempre. Los programas informativos son pobres y condescendientes. Los programas culturales aburren. Y lo único que logra superar la mediocridad general es algún recital aislado de los muchos artistas talentosos que tenemos en Argentina y que no pierden vigencia.

Finalmente, el caso de la programación de los canales internacionales es inobjetable. Se trata de canales siempre segmentados, que se concentran en hacer bien lo que les corresponde.

No creo que tampoco haya diferencias entre lo que ocurre con los contenidos de la programación en países más desarrollados y en el nuestro, salvo en lo que se refiere a la obsesión de nuestro estado de producir programas y a su incapacidad de hacerlo bien.

La conclusión que saco como espectador es que, durante los 29 años de vigencia, la ley que ahora quiere modificarse ha permitido que se desarrolle de una manera impresionante un sistema de radio y televisión que es casi un lujo.

Diría más, no se me ocurre otro ejemplo de una ley que, en algún otro campo, haya servido de manera eficiente como marco para una evolución tan rápida y tan espectacular como la que se ha dado en este sector.

¿Por qué tengo que cambiarla?.

¿Qué es exactamente lo que quiero que se haga de una manera diferente?.

No soy tan necio como para sostener que no hay absolutamente nada para mejorar, pero es evidente que lo que se está haciendo no es algún pequeño ajuste, sino poner todo patas para arriba.

Confieso que me molesta un poco esta actitud, cada vez más habitual en el sector que nos gobierna, de cambiar cualquier cosa simplemente porque "viene de la dictadura".

¡Por favor, dejen de lado la estupidez y los complejos!.

También me molesta lo que hace la oposición, que deja que el gobierno defina qué es lo que se discute y pierde tiempo hablando de leyes de la dictadura o leyes de la democracia, de mayor o menor libertad de prensa, de monopolios o no monopolios y de contenido local o contenido extranjero, cuando el punto es otro.

El punto es si la gente esta conforme o no con la oferta que tiene de radio y de televisión.

Y yo personalmente creo que si, que está muy conforme.