26 julio 2009

LOS MISMOS VALORES QUE ACÁ...

Miren durante unos segundos las imágenes que ilustran este post, y traten de imaginarse a qué corresponden.

Es una cárcel.

La prisión de Loebben, en Austria.

Sus "habitantes", gozan de una espectacular vista panorámica desde cualquier lugar del complejo, cuentan con un spa, un completo gimnasio, un área deportiva, cuidados jardines, áreas comunes comparables a patio de comidas de cualquier coqueto shopping center de Buenos Aires, y un comedor al que la Guía Óleo le pondría muy buenas calificaciones.

Las celdas no están amuebladas, sino "decoradas", en el sentido más estricto de la palabra, además de contar con música funcional.

¿Se trata de un complejo "VIP", como esos a donde en Argentina se manda a los "ricos y famosos"?.

De ninguna manera.

Es un tipo de presión a donde se manda a los que nosotros denominamos "rateros", es decir a personas responsable de robos de efectos personales, sin violencia.

Los carteristas.

Para los que cometen delitos más graves, hay otro tipo de presiones, menos llamativas, pero no por eso menos cuidadas.

De todas maneras, Austria no sólo tiene uno de los índices más bajos de delincuencia del mundo, sino que además es casi inexistente el delito violento.

Por supuesto tienen sus problemas, pero en esta materia,`parece que tan mal no les va.

No quiero insinuar que en Argentina deberíamos tener este tipo de cárceles, ya que apenas estamos en la etapa en que estas construcciones, con los detalles de confort que muestra la foto, se limitan a proyectos inmobiliarios de nivel medio alto y alto.

Definitivamente no a cárceles.

Me pareció de mal gusto poner imágenes del penal de Batán, en las afueras de Mar del Plata, pero seguramente muchos han tenido oportunidad de pasar por allí, ya que está justo sobre la ruta que lleva a Chapadmalal, Miramar, Necochea, y otras ciudades costeras.

Sin embargo, no es una mala idea reflexionar sobre las cárceles que tenemos, sobre las cárceles que tienen otros, y sobre las causas de esas diferencias.

Estoy convencido que no es un problema de plata.

Tiene que ver con varias cosas.

Veamos solamente dos.

La primera es el valor que le asignamos a la seguridad.

Si no nos importa que los delincuentes anden sueltos, menos todavía nos va a importar que el lugar al que se los manda, sirva para recuperarlos y convertirlos en ciudadanos que merezcan vivir en sociedad.

No se nos pasa por la cabeza que ese tipo al que metieron preso, alguna vez va a salir, y que sería ideal hacer todos los esfuerzos posibles para integrarlo una vez que salga, y no para motivarlo a cometer un nuevo delito.

Asociamos seguridad solamente a la defensa violenta, a más patrulleros en la calle, a más policías con más armas, pero no a la recuperación del que comete un delito.

La segunda tiene que ver con el respeto a la persona.

Si cuando vamos manejando insultamos al que se nos quiere adelantar con su auto, si le gritamos a un empleado que creemos que se está demorando más de la cuenta, o si vamos a un restaurante y no pedimos las cosas por favor, ni decimos gracias cuando las recibimos, por qué vamos a preocuparnos del respeto que merece una persona que tiene que purgar una condena en la cárcel.

Esa persona también es respetable.

No por lo que hizo y motivó su condena, sino simplemente porque es una persona.

Y porque además tiene padres, mujer, hijos, que tienen derecho a ir a visitarlo a un lugar que esté por lo menos en condiciones dignas.

Así piensan en otros lados, y así son las cárceles que construyen.

Reflejan valores.

Las nuestras también.

Lamentablemente.

3 Comentarios / DEJÁ EL TUYO:

Oveja111 dijo...

Austria es sorprendente. Parece mentira que de alli salieron Hitler y Freud, Strauss y Mozart. Paseando hace poco por Viena de repente me encontre con la plaza Hans Kelsen, el padre de la Escuela de Derecho de Viena, aquel del deber ser coercitivo. Que bien nos vendria Kelsen por dos meses en la Argentina!Pondria todo en orden...
Jose Maria Cafferata

Soledad Vignolo Mansur dijo...

No creo que a Kelsen le alcancen 2 meses, pero ojala hubiera alguno parecido aqui.
Muy buena tu nota Juan, el ser persona en este país no se considera, no solo a los delincuentes.
Un beso y espero que estes muy bien.

Carlos Eduardo Ovalle Riliskis dijo...

Muy cierto,besos

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