05 febrero 2009

LA INACEPTABLE AGRESIÓN AL JEFE DE LOS DIPUTADOS OFICIALISTAS

DESDE PUNTA DEL ESTE (URUGUAY).- Confieso que me cayó muy pero muy mal la agresión al presidente del bloque de diputados nacionales del oficialismo, Agustín Rossi.

En una ciudad llamada Laguna Paiva, en la provincia de Santa Fé, un grupo de personas le arrojó huevos, tomates, yerba y hasta bosta de caballo, aparentemente enojada por la posición del Diputado Rossi sobre la cuestión de las retenciones a la exportación de productos del agro.

Apenas se produjo la agresión, dirigentes políticos, empresarios y sindicales, tanto vinculados al oficialismo como a la oposición, condenaron públicamente el ataque.

Incluso el diario La Nación, por ejemplo, dedicó un editorial el día miércoles, que tituló "Otro signo de intolerancia".

Creo que la agresión al Diputado Rossi es absolutamente inaceptable, pero me permito disentir con quienes hasta ahora la condenaron públicamente.

Los Diputados y Senadores son representantes de la gente y tienen la función de deliberar y gobernar, a través de la sanción de las leyes, representando lo más fielmente posible los intereses y las aspiraciones de la gente que los vota.

A mi entender, el hecho de que haya legisladores elegidos por la gente puede dar lugar a dos escenarios muy diferentes entre sí.

El primero es el escenario en donde el legislador no hace su trabajo o se aprovecha de su cargo para beneficiarse.

Esto puede ocurrir, por ejemplo, porque no asiste a las reuniones de comisiones o a las sesiones de la cámara a la que pertenece, o porque toma sus decisiones con el objeto de beneficiarse personalmente.

El segundo es el escenario en donde el legislador cumple con su trabajo, pero la gente que lo votó no está conforme con las ideas y propuestas que éste ha impulsado o apoyado.

Esto ocurre, por ejemplo, cuando una persona es elegida diputado o senador por una provincia en la que el negocio agropecuario es esencial en la economía local y luego vota en contra de los intereses del sector.

En el primer caso, cuando un legislador es vago o corrupto, mi opinión es que la gente no sólo puede, sino que debe "escracharlo" y convertirlo en objeto de manifestaciones públicas de repudio.

Obviamente no estoy de acuerdo con la agresión física, pero entiendo que la condena social en un caso así debe ser firme, visible y debe orientarse a que ese mal legislador cambie radicalmente su actitud o renuncie al cargo y deje el lugar para otra persona.

El segundo caso es diferente.

No se puede destratar a un legislador simplemente porque uno no está de acuerdo con su voto.

Para estos casos es el propio sistema el que establece los sistemas correctivos.

Si la gente elige un diputado y el diputado vota en contra de los intereses de la gente, entonces la gente en la elección siguiente no vota a este diputado y elige a otro. Ese otro diputado cuidará mejor los intereses de la gente e incluso hasta podría tratar de revertir la norma que había votado el primer diputado, que en su momento votó en contra de los intereses de la gente...

El caso del Diputado Agustín Rossi es este segundo caso.

El Diputado Rossi no dejó en ningún momento de cumplir con su tarea como legislador y, hasta donde yo sé, no ha usado nunca su banca para beneficiarse personalmente.

Me parece equivocado entonces condenar la agresión de la que fue objeto este hombre haciendo referencia a "la intolerancia" o a que "el escrache es un método inaceptable".

La agresión al Diputado Rossi debe condenarse porque se trata de amedrentar a un legislador que cumple con su tarea, con el fin de que cambié sus opiniones y apoye las de sus agresores.

Es un vulgar delito.

Mas que declaraciones o editoriales, lo que habría que hacer es una denuncia policial y promover que se encuentre y se detenga a los agresores.

Quizás hoy alguien pueda simpatizar con la acción de estos delincuentes de Laguna Paiva, ya que hay un rechazo generalizado a las retenciones que se aplican al agro.

Incluso porque el Diputado Rossi no es justamente un personaje simpático...

Pero lo que ocurrió es grave.

Imaginemos simplemente que algo así pase sistemáticamente a legisladores opositores.

Sería el inicio de una dictadura que se impone por la agresión y el miedo.

2 Comentarios / DEJÁ EL TUYO:

Anónimo dijo...

Hola Juanqui, el mecanismo nazi del escrache me parece lamentable y condenable.

Disiento con vos en que en algunos casos puede ser utilizado, yo creo que en ningún caso debe ser utilizado. Si el funcionario no cumple o abusa de su cargo, es la Justicia la que tendrá que actuar por un lado y nosotros por el otro no votándolos más.

He sufrido en carne propia esta situación en más de una oportunidad y te aseguro que no resulta nada agradable.

Como todo tiene su lado positivo, esta situación me recuerda a un viejo dicho: el que a hierro mata, a hierro muere. Tal vez habiéndole tocado esta vez a alguien de ellos, les sirva para ver qué se siente y en consecuencia destierren definitivamente este tipo de prácticas.

Lilly dijo...

El Diputado Rossi no es santo de mi devoción. Sin embargo, en un país que pretende ser democrático, republicano y federal, ésta no es la manera de expresar oposición.
Los escraches, no importa quién los organiza, en contra de quién ni cuál es la respetable causa en nombre de la cual se hacen, son recursos extremos que destruyen a jirones las instituciones de la dsemocracia que dicen defender.
En una democracia hecha y derecha, más allá de cómo se llega a detentar ciertos cargos, el respeto por las opiniones ajenas, aún cuando sean contrarias a las de uno, es un principio irrenunciable.
Si queremos que este país sea el lugar que soñamos, si no hemos renunciado a la responsabilidad de hacer de él un lugar fabuloso para legar a nuestros hijos y nietos, es hora de que los argentinos pogamos en marcha una revolución: la REVOLUCIÓN ÉTICA.
¡Comencemos a comportarnos como ciudadanos responsables, respetuosos, solidarios y adultos! No exige un gran esfuerzo, apenas buscar adentro de nuestros corazones aquellos principios que tanto reclamamos en otros y ponerlos en uso. Si cada uno empieza por casa, en muy poco tiempo habremos logrado transformar nuestra fabulosa nación en un lugar completamente nuevo, con espacio suficiente para todos, con desarrollo, inclusión, derechos humanos... No es muy difícil, sólo tenemos que empezar por nosotros mismos.
Nuestros hijos, nietos y biznietos muy agradecidos!

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