21 enero 2009

EL CASO DE BOTNIA, LA "LEALTAD" DE LOS POLÍTICOS Y LA PÉRDIDA DE FOCO DE NUESTRA CANCILLERÍA

Desde que se inició el problema por la instalación de las papeleras, estuve en contra de los cortes de ruta.

Creía que teníamos grandes chances de ganar esta discusión en el campo diplomático.

Pero perdí esa esperanza el 20 de junio de 2007, cuando durante la celebración del "Día de la Bandera", en Rosario, el entonces presidente, Néstor Kirchner, agitó desde el palco de las autoridades una bandera celeste y blanca con la leyenda "Fuera Botnia. Viva la Patria".

Ya a esa altura el conflicto estaba más que avanzado y Botnia estaba por iniciar la producción de celulosa.

Atrás había quedado la firme protesta de la cancillería argentina cuando se supo que Botnia y ENCE habían sido autorizadas por el gobierno uruguayo para instalarse sobre el río Uruguay, frente a Gualeguaychú...

Atrás habían quedado los primeros cortes de ruta y los viajes de manifestantes argentinos a Montevideo para protestar por la situación, que motivaron la decisión del presidente Tabaré Vázquez de movilizar al ejercito como medida preventiva...

Ya era historia la decisión de ENCE de cambiar el lugar para la instalación de su planta...

Atrás había quedado la frustrada mediación del Rey Juan Carlos, de España...

Había pasado mucho tiempo. Habían pasado muchas cosas. Pero Argentina no había logrado absolutamente ningún resultado...

¿Tenía nuestro país algún motivo para protestar por la instalación de Botnia?.

Por supuesto que si.

Pero el tema no tenía que ver con la posible contaminación de las aguas del río Uruguay.

El punto era que un tratado entre Argentina y Uruguay obligaba a ambos países a que sus respectivos congresos aprobaran la instalación de cualquier obra sobre el río Uruguay.

Y Uruguay no había cumplido con ese tratado.

Lamentablemente nuestra diplomacia fue torpe, ya que perdimos foco en la cuestión central y nos enredamos en el juego de la contaminación, donde posiblemente nos asistía la razón pero no el derecho...

Nuestros políticos mostraron la efímera lealtad que les es característica. El apoyo inicial, que les generaba simpatías y votos, dejó de ser atractivo cuando a la discusión sobre la contaminación se empezaron a agregar primero informes técnicos y luego pruebas fácticas, en el sentido de que la planta no generaba grandes problemas...

Hoy la opinión pública está casi convencida que Botnia no representa una amenaza ambiental.

Hoy los manifestantes de Gualeguaychú y sus aledaños no convocan gente suficiente como para hacer siquiera un "corte simbólico" de rutas.

Hoy los políticos, oficialismo y oposición, quieren que el tema se termine de una vez por todas.

Hoy nadie se acuerda del tratado que Uruguay no respetó.

Aceptemos que este tema "ya fue".

Creo que lo mejor que se puede hacer es mirar hacia atrás y aprender de los errores que se cometieron en el campo político y en el campo diplomático.

Y tengamos siempre un ojo atento para que Botnia no vaya a hacer un desastre en las aguas del río Uruguay.

Por suerte, según los expertos, es poco probable...

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