Nuestra Presidente ya había dado la nota en otras oportunidades llegando tarde a alguna foto. "Son cosas de mujeres", dicen los machistas. "No tiene verguenza!", gritan enardecidos los "anti-K".
Lo cierto es que entre jueves y sábado volvió a ser noticia. El jueves porque le reprochó su impuntualidad al Senador demócrata Christopher Dodd, uno de los hombres más influyentes en el Senado y quizás el más influyente en el poderoso Comité de Relaciones Exteriores. El sábado porque nunca apareció para la "foto familiar" de todos los presidente de los países que integran el Grupo de los 20, lo cual obligó a... repetir la foto!.
Obviamente los machistas y los anti-k ya dieron su veredicto y la condenaron a la hoguera.
Yo tengo que confesarles dos cosas.
La primera es que me causa gracia y me genera cierta simpatía la imposibilidad de cumplir con el protocolo de nuestros presidente.
Sin saber muy bien por qué, nos sentimos "mejores" que el resto de América Latina, nos decimos "europeos" y a veces hasta deliramos con ser parte del primer mundo. Pero no entendemos que hay ciertas formas que guardan desde el Presidente de los EE.UU. hasta el primer mandatario de Uganda. Formas y protocolos que incluso Fidel Castro cumplía religiosamente cuando era la cabeza formal de Cuba. Por qué?. Porque si... Porque está establecido que es así. Pero no. Nuestros presidentes lo toman como una "referencia" de lo que "sería bueno que hagan". Es increíble!.
La segunda es que, francamente, no me parece que la impuntualidad de nuestra Presidente deba general la enorme cantidad de notas que publicaron los medios del domingo. "Llegó tarde". OK, llegó tarde. "Llegó tarde otra vez". Si, llegó tarde otra vez. "Los otros presidentes se enojaron". No sé, a los mejor si y a lo mejor no... "Fue una falta de respeto". Eeepa, no creo!. No fue para tanto!.
No manejemos las cosas de acuerdo con las simpatías o antipatías que nos genera el protagonista.
Se acuerdan del Presidente Menem?. Menem, por ejemplo, leyó una vez en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires un discurso que llevaba escrito para otro acto posterior. Se dio cuenta casi en la mitas, largó una carcajada, explicó lo que estaba pasando y empezó de nuevo con el papel correcto. Y la gente estaba encantada!.
No es el propósito de esta nota criticar la gestión de nuestra Presidente. Pero si escribiera una con ese fin, su puntualidad o falta de puntualidad no figuraría entre las cosas importantes.
So, mi conclusión es que nos pasamos el fin de semana prestándole demasiada atención a una cosa irrelevante.
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