Por Mario Mactas (*)
Placer y diversión: me sugieren ir a conocer- y a almorzar- en el Colegio de Cocineros Gato Dumas. Acepto de inmediato. Fui bastante amigo de Dumas, un tipo con gran sentido de la aventura, un creador que inventó la euforia y el orgullo de ser cocinero y se transformó en aquel personaje que combinaba sin problemas un actor, un animador de televisión, un ser caprichoso y creativo, malhumorado y fascinante. Perdón por el lugar común tan espeso: Dumas marcó un antes y un después.
Para hacerla corta, comimos formidablemente y vimos de qué manera las carreras de cocinero, de administrador de negocios gastronómicos, de pastelero, de sabio en vinos, son parte de la educación general y una opción que permite ir a cualquier parte de este mundo sin revalidar nada, sólo con la capacidad y la disposición, eso resulta claro, de trabajar fuerte. Me encantó.
0 Comentarios / DEJÁ EL TUYO:
Publicar un comentario