13 julio 2009

¿CÓMO MANEJAR LAS DISPUTAS POR EL PATRIMONIO DE LOS MUSEOS?

El gobierno de Grecia volvió a reclamar al gobierno británico, la restitución de 75 metros de los Frisos del Partenón (en la foto), que forman parte del patrimonio del Museo Británico, e integran su colección permanente.

Este no es un tema aislado, sino más bien un problema de alcance global.

Los grandes museos del mundo, cuentan entre sus colecciones con piezas y tesoros artísticos de la antigua Grecia, de la antigua Roma, del Egipto de la época de los faraones, de las culturas precolombinas, de los pueblos africanos, o de las civilizaciones asiáticas, por citar sólo algunos ejemplos.

Si bien puede sonar razonable que un país reclame elementos que forman parte de su historia y que por algún motivo se encuentran expuestos fuera de su territorio, me parece que el tema no es tan simple.

Veamos el caso del Museo Británico y de los mundialmente célebres Frisos del Partenón.

El Museo Británico se creó en el año 1759, a partir de una donación realizada por el médico y naturalista Hans Sloane.

La donación incluía no sólo su colección de ciencias naturales y medicina, sino además 40.000 libros, 7.000 manuscritos, una importante serie de obras del pintor alemán Albert Dudero, y antigüedades de Egipto, Grecia, Roma, Oriente Medio, Extremo Oriente y América.

Para completarla, el gobierno británico compró, a precios simbólicos, la biblioteca de Robert Cotton, la colección de antigüedades de Robert Harley, y una importante colección de obras y objetos de William Hamilton, por ese entonces embajador británico en Nápoles, que incluían piezas de Grecia y Roma.

Con el paso del tiempo, el patrimonio del Museo se fue ampliando con la compra de antigüedades egipcias, incluida la Piedra de la Rosetta, y de estatuas griegas, y con la posterior donación, por parte del Rey Jorge IV, de la biblioteca privada de su padre.

Los Frisos del Partenón se sumaron a la colección del Museo en el año 1816.

Fueron adquiridos por el gobierno británico a Thomas Bruce, Conde de Elgin, un diplomático y arqueólogo inglés, residente en Atenas, quien a fines del siglo XVI habia comprado 75 de los 160 metros de los frisos del Partenón, con el fin de preservarlos de la contaminación y evitar que fueran dañados en las permanente luchas internas que se libraban en la ciudad.

Hasta acá el detalle de cómo se formó el Museo y cómo llegaron allí los famosos frisos.

El gobierno griego sostiene que estos mármoles no son piezas independientes, sino que fueron desmembradas de un único monumento, cuya integridad debería ser considerada a la hora de establecerse el mejor lugar para que los mismos sean conservados.

Su propuesta, es que vuelvan a Atenas y sean expuestos en el Museo de la Acrópolis, que acaba de reinaugurarse hace apenas unos días.

El Museo Británico no acepta esa idea.

Dice que nadie tiene más derecho que ellos sobre los frisos, no sólo porque los han protegido y conservado por casi 200 años, sino porque además no son estrictamente un "museo británico", sino una institución universal, abiertas a personas de todo el mundo, que garantiza mejor que nadie el acceso a una visión integral de la historia de la humanidad.

Me parece que no es un tema simple de resolver.

Si bien hay historiadores que sostienen que las guerras, los cambios políticos o las catástrofes naturales han sido el pretexto utilizado por Europa y por Estados Unidos para arrancar de cuajo tesoros creados en lugares que nada tienen que ver con los museos en donde ahora se exponen, también hay otras visiones del problema.

Entre ellas la que busca "separar la paja del trigo", y afirma que no es lo mismo un tesoro robado arteramente por el régimen nazi, por ejemplo, que piezas que llegaron a los lugares en donde hoy se exponen, a través de transacciones legitimas, a las que nunca nadie se opuso de manera tácita o explícita.

Coincido con el Director del Museo del Prado de Madrid, Miguel Zugaza, , en que posiblemente estas disputas no se resuelvan nunca.

Quizás haya que deponer intereses, para trabajar en las cuestiones más prácticas del problema.

Las piezas, y me refiero tanto a los frisos como a cualquier otra que se encuentre en situación similar, ya están en algún lugar.

Si quien las tiene no las ha obtenido ilegalmente, creo que debería conservarlas.

Sin embargo, ese derecho debería ir acompañado por una serie de obligaciones.

Protegerlas y conservarlas.

Exponerlas al público, sin que haya límites para el acceso.

No transferir su propiedad, ni cederlas, ni utilizarlas nunca como instrumento de pago o de intercambio, salvo que el destinatario sea el país de origen de las mismas.

Y desarrollar, a su costo, un medio para replicarlas, de modo que el país de origen de las piezas pueda contar con esas réplicas en sus museos.

En última instancia, los museos tienen por objeto ayudarnos a conocer y comprender nuestra historia, a través de la exhibición de lo que se ha podido rescatar de tiempos pasados.

5 Comentarios / DEJÁ EL TUYO:

Raúl Alberto Nejamkis dijo...

colaboremos, mandemos a Nestor, a Moreno y a D´elia a negociar, QUE TE PASSSSSA PARTENON, ESTAS NERVIOSOOOOOOOOOO

Daniel Rybnik dijo...

tema muy mediable, la IBA lo incluyó en un panel del año pasado, comprendo lo que dice Zuzaga, pero no hay que cerrar opciones!

Debbie Rosenfeld dijo...

Las replicas en el caso de la Acropolis estan, tanto de los frisos como de Las Nereidas. Si mal no recuerdo, se llevaron todas las Nereidas. Podrian devolver un par, no?
Tema dificil, ya que es una realidad que en tiempos de guerras los riesgos son grandes pero choca mucho entrar a los museos grandes, como el Met en NY o El Prado, o Louvre y ver todo lo que se llevaron.

Jose Maria Cafferata dijo...

Estimado Juan Carlos, antes que nada me solidarizo contigo por el tema futbolistico, en el que te has tenido que aguantar tantas vulgaridades. Creo que el arbitro se equivoco, pero, como decimos en el rugby, hasta cuando se equivoca el arbitro tiene razón. Si no, es caótico.
Con respecto al patrimonio de los museos también coincido con el director del Prado. Me toco vivir una situación curiosa: en el año 1968 yo era el Director Nacional de Conservacion Cultural e Investigaciones, nombrado apenas me habia recibido de anogado, por Julio César Gancedo. Mi primera misión fue la de asistir como representante argentino en la Unesco para debatir sobre el trafico ilícito de bienes culturales. Obviamente el tercer o cuarto punto del orden del día eran los famosos frisos. La delegación inglesa se retiro del pomposo recinto de la rue de Fontenoy, sintiéndose ofendida porque se osaba tratar el tema. Han pasado cuarenta años y se discute y se seguirá discutiendo, porque los griegos no se quedan atrás. Recuerdo que Melina Mercouri, gran actriz griega (Nunca en domingo) y luego Ministra de Cultura, era una de las grandes defensoras de la vuelta de los frisos. A mi en esa reunión en Paris me pareció un tema muy político. Creo que los frisos son propiedad de los griegos, y también creo que los británicos los han usucapido, y además pienso que el traslado puede dañar irreparablemente tan magnifica colección. Creo que habría que darle a los griegos algún tratamiento especial, como por ejemplo que los principales medallas de oro del bachillerato fueran premiados por el British Museum con un viaje y una estadía gratuita en Londres. O a las mejores monografías sobre el inventario de bienes culturales mal habidos o exportados ilegalmente.
Nosotros hemos dejado escapar muchas bienes culturales (entre ellos Lionel Messi), pero esto por falta de viveza. Pero también en la epoca del centenario, cuando nuestros ancestros viajaban a Europa con la vaca en el barco, volvían con obras y piezas de arte que hoy llenan muchas colecciones argentinas, y por suerte algunas, como las de Santamarina o las de Maria Lusis Bemberg, han sido donadas al Museo Nacional de Bellas Artes.
Como veras es un tema que se las trae. Pero con la cultura pasa eso: no se la puede poner en el hueco de la mano o agarrarla facilmente porque es como el agua: se te escurre.
Te mando un cordial saludo
Jose Maria Cafferata

Graciela Rosana Sosa dijo...

Hay un dato para agregar a tu comentario. En el Museo Británico, no se paga una entrada, podés hacer un donativo, distinto son casos como otros museos que sí lo hacen.. es decir si uno va a Londres y quiere ir a ver los frisos es gratis... La Victoria de Samotracia está en el Louvre y debemos pagar mínimo 15 euros para verla... Con esto no quiero tomar partido por británicos o griegos, tan sólo decir que están en un lugar de público y libre acceso.

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