08 diciembre 2008

ARAMBURU Y WALSH, O ESE VICIO ARGENTINO DE REESCRIBIR PERMANENTEMENTE LA HISTORIA...

Siempre me acuerdo del estribillo de "Quien quiera oir que oiga", que a principios de los '80 popularizaron Juan Carlos Baglietto y Silvina Garré:

"Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia: la verdadera historia, quien quiera oir que oiga."

Volví a pensar en esa letra hoy cuando leí en el diario que Mario Oporto, Director General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, funcionario de reporte directo al Gobernador Scioli, emitió un decreto para reemplazar la identificación numérica de casi 7.000 escuelas bonaerenses, por un nombre.

Lo que me hizo pensar en la letra sin embargo no fue esa idea de cambiarle a estas escuelas un número por un nombre, que en el fondo me parece una buena idea, sino que el mismo decreto establece que se debe ratificar o modificar el nombre de las 6.000 y pico de escuelas que ya tenían uno.

El decreto es sumamente flexible a la hora de establecer condiciones para asignar un nombre a una escuela y la única limitación que pone es que no puede asignarse a ninguna escuela el nombre de personas que hayan tenido actuación en gobiernos militares.

Así, escuelas que antes eran identificadas por un número, hoy se denominan "René Favaloro", como el notable cardiocirujano, llevan el nombre de artistas tales como "·Florencio Molina Campos" y "Xul Solar", o han sido bautizadas, con algún criterio más de índole política, como "Madres de Plaza de Mayo".

Un caso que me hizo reflexionar es el de una escuela de la localidad de Florencio Varela, denominada hasta ahora "Pedro Eugenio Aramburu", en homenaje al ex presidente de facto muerto por el grupo Montoneros, cuyo nombre cambió por "Rodolfo Walsh", un periodista, ex integrante del grupo Montoneros, que fue detenido y desapareció durante el año 1977, en pleno proceso militar.

No sé... ¿Es necesario que la historia argentina sea una interminable pelea por escribir, revisar, reescribir, volver a revisar y volver a reescribir cada hecho sin solución de continuidad...?.

Por definición estoy en contra de quien toma el poder de cualquier manera que no sea la que establece nuestra Constitución.

Asumo como parte de nuestra historia todas y cada una de las revoluciones que dieron a lo largo de los años. No importa su signo. No importa a quién derrocaron. No importa por qué lo hicieron. Simplemente ocurrieron... Hubiese sido mejor que no pasaran, pero no tenemos nada que hacer al respecto salvo aprender la lección y, cuando corresponda, dejar que la Justicia cierre cualquier herida que haya podido abrirse.

Personalmente estoy también en contra de grupos de ideas totalitarias, de izquierda y de derecha, que a través de las armas pretendieron imponerse sembrando muerte y terror...

Pero los asumo de la misma forma en que asumo las revoluciones. Ocurrieron. Hubiese sido mejor que no existieran. Pero en todo caso aprendamos de los hechos y dejemos también que cuando corresponda la Justicia cierre cualquier herida abierta.

Yo no sé si Aramburu puede considerarse "mejor" que Walsh o si es Walsh el "mejor" entre los dos...

En todo caso creo que no es lo ideal que una escuela lleve el nombre de un Presidente de la Nación cuyo gobierno fue impuesto por una vía inconstitucional.

También creo que no es lo ideal que una escuela lleve el nombre de un integrante de un grupo guerrillero.

Pero vamos al tema de fondo. ¿Por qué tiene que ser así?. ¿Se trata de sacar "los Aramburu" para poner en su lugar a "los Walsh"?.

¿A nadie se le ocurre una idea mejor...?. Que lástima...

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